La gestión de piezas de recambio tiene muchas ventajas en el mundo de las reparaciones posventa. Es una necesidad bien conocida tanto por los reparadores como por los minoristas, pero que también puede desarrollarse como una solución directa para el cliente final. Las piezas de recambio representan un importante reto empresarial, por no hablar de su dimensión ética y ecológica, que incide en los valores de un cliente final cada vez más comprometido.
Las piezas de recambio son esenciales para los reparadores como parte de su servicio posventa, pero también las distribuyen los minoristas con vistas a venderlas a clientes particulares. Cada vez se anima más a estos últimos a que reparen ellos mismos sus artículos.
La tendencia "Hágalo usted mismo", surgida en la década de 2000, se manifiesta en muchos sectores, entre ellos el de las reparaciones. Como forma de oponerse a la sociedad de consumo, se anima a los clientes a reparar ellos mismos sus artículos. Aprovechando este impulso, los minoristas están desarrollando sistemas que fomentan el autodiagnóstico: tutoriales, videoconferencias con técnicos (también conocidas como resolución de problemas por vídeo), etc. Se trata de un servicio posventa de autoasistencia, que aúna los consejos y recursos de la empresa y sus profesionales, así como los de una comunidad, con el objetivo de ayudar a los clientes a resolver sus propios problemas.
La autorreparación es un regalo del cielo para los consumidores, que reducen sus costes, pero también es un valor añadido para las empresas, que filtran su flujo de reclamaciones y aprovechan mejor la experiencia de sus reparadores. Es una situación en la que todos ganan y una solución ágil.
Por ello, los consumidores necesitan poder obtener piezas de recambio para subsanar los posibles fallos de sus aparatos. Así es como se han desarrollado los comerciantes electrónicos de piezas de recambio, junto a los minoristas tradicionales de muebles y electrodomésticos.
Por lo que respecta a los minoristas, existen numerosas normas que regulan la venta de piezas de recambio, lo que a veces puede suponer un verdadero quebradero de cabeza. El legislador ha hecho de la información transparente al consumidor una prioridad. Por ello, muchos productos deben llevar indicadores e información obligatorios.
La ley contra los residuos del 10 de febrero de 2020 obliga a partir del 1 de enero de 2021 a mostrar un nuevo indicador ecológico: el índice de reparabilidad. Inicialmente, esta medida se aplicará a las lavadoras de ventanas, los smartphones, los ordenadores portátiles, los televisores y los cortacéspedes eléctricos. El objetivo de la operación es luchar contra la obsolescencia programada y fomentar la reparación y la economía circular.
Del mismo modo, desde el 1 de enero de 2021, los consumidores deben recibir información sobre la disponibilidad de piezas de recambio cuando adquieran su producto acabado. Las piezas en cuestión deben estar disponibles en un plazo razonable, por una duración determinada y a un precio atractivo. Por ejemplo, las piezas de repuesto de un frigorífico deben estar disponibles durante un periodo definido de al menos 7 años tras la compra, y deben entregarse en un plazo de 15 días laborables. Aunque actualmente la medida sólo se aplica a muebles y aparatos electrónicos y eléctricos, está previsto aplicarla a una selección más amplia de productos.
Las soluciones de gestión de piezas de recambio son esenciales para referenciar las piezas, gestionar las existencias y facilitar los pedidos.
Los reparadores siguen siendo los principales clientes de piezas de recambio, ya sea trabajando directamente para cadenas de distribución de muebles o electrodomésticos a través de sus servicios de asistencia en carretera, o por cuenta propia.
Por lo que respecta a los minoristas, los reparadores son esenciales por su experiencia, pero también para poder cumplir su contrato de venta con el consumidor, que contiene una "garantía legal de conformidad". En virtud de esta garantía, un producto dañado puede ser reparado o sustituido gratuitamente en los dos años siguientes a una compra nueva y en los seis meses siguientes a una compra de segunda mano. La garantía legal de conformidad y su duración deben constar en la factura del producto o en el recibo de compra.
En cuanto a los talleres independientes, a menudo pueden efectuar reparaciones una vez expirada la garantía del producto. A pesar de las numerosas medidas reglamentarias y del creciente deseo de los consumidores de comprar de forma más responsable, el precio de los aparatos y de ciertas reparaciones (sobre todo en el comercio) frenan las reparaciones, frente a los productos nuevos, que suelen ser más rentables. De hecho, cuando la garantía deja de ser válida, comprar un aparato nuevo sigue siendo con demasiada frecuencia la opción preferida. Los talleres independientes siguen ofreciendo soluciones alternativas interesantes y diversifican su oferta vendiendo ellos mismos las piezas de recambio.
Los agentes económicos del sector de la reutilización y la reparación gozan de buena salud. El sector atrae a inversores y grandes distribuidores. En el lado negativo, necesita organizarse para paliar la escasez de técnicos formados.
Cuando pensamos en "piezas de recambio", enseguida establecemos un paralelismo con el sector del automóvil. Este es el ámbito en el que las piezas de recambio se utilizan con más frecuencia, un hecho ilustrado por el gigante Ebay, que vende 1 pieza de recambio de automóvil cada 23 segundos.
Evidentemente, esto se debe al propio sector, que requiere piezas de recambio de forma periódica cuando se revisan nuestros vehículos. Una práctica habitual en este caso. Este sector también favorece el uso de piezas de segunda mano, con la ayuda y el asesoramiento de técnicos profesionales.
Los sectores de la informática y los electrodomésticos también registran buenos resultados en lo que a piezas de recambio se refiere. Sin embargo, estos sectores sufren una escasez de componentes electrónicos desde 2020, como consecuencia de un aumento de la demanda desde la crisis de Covid, con el confinamiento y la estandarización del teletrabajo, combinado con una capacidad de producción que ya era escasa. Esta escasez se conoce como la crisis de los semiconductores, y ha afectado no sólo a la industria del automóvil, sino también a la de las tarjetas gráficas y las consolas de videojuegos.
Sólo hay una cosa que hacer: cuidar su equipo, ¡porque no podrá renovarse pronto!
Una vez más, la solución es utilizar piezas de segunda mano, y muchos minoristas ofrecen recuperar sus viejos aparatos, o incluso hacerle un descuento en la compra de uno nuevo, siempre que traiga el antiguo. Las empresas también recuperan piezas de recambio nuevas antes de destruirlas en caso de sobreproducción.
Al mismo tiempo, las cadenas de electrodomésticos están revisando sus modelos de negocio, y la venta de servicios de reparación se está convirtiendo en un eje estratégico que irá primando sobre la venta de aparatos nuevos.
Por inesperado que resulte, la economía circular también existe en el sector inmobiliario. Lo demuestra la reutilización del mobiliario en el acondicionamiento de oficinas, una práctica cada vez más habitual con la creación de alojamientos temporales. El mobiliario es también uno de los sectores que ofrece piezas de recambio, como el gigante IKEA, que ofrece piezas de recambio gratuitas. La obligación de la ley antiresiduos de suministrar piezas de recambio se extiende también a los fabricantes de herramientas de bricolaje y jardinería motorizada, y de artículos deportivos y de ocio, desde la Ley de Clima y Resiliencia de 22 de agosto de 2021. Este avance para las piezas de recambio anuncia una apertura a otros sectores.
El desarrollo de la economía circular está beneficiando al mercado de la reparación y, por extensión, al de las piezas de recambio. La dimensión ecológica y las preocupaciones medioambientales de una marca o cadena se están convirtiendo en un argumento clave para los consumidores, cada vez más apegados a sus valores.
La ley antiresiduos de 10 de febrero de 2020 inició una transición al obligar a mostrar un nuevo indicador ecológico: el índice de reparabilidad. Este deberá ser sustituido en 2024 por un índice de sostenibilidad que incluirá nuevos criterios, como la robustez y fiabilidad de los productos.
Desde el 1 de enero de 2022, el artículo L224-109 del Código de Consumo francés también estipula que los profesionales que ofrecen piezas de recambio para la venta deben incluir en su servicio piezas procedentes de la economía circular. Esta obligación -limitada a determinadas piezas enumeradas por decreto- supone en realidad una solución en un sector en el que escasean determinadas piezas de recambio. Para cumplir esta medida, los profesionales deben informar a los clientes de que pueden optar por piezas procedentes de la economía circular mediante un cartel "claro, visible y legible desde el exterior", así como una indicación en su sitio web.
Ya no tiramos las cosas, las reparamos. Al menos, hacia eso avanza la sociedad, alentada por las normas nacionales y europeas en favor de la sostenibilidad. Francia también es pionera en Europa en la economía circular y tiene previsto crear un fondo de reparación para finales de 2022, destinado a financiar el 10% del coste de una reparación realizada por un profesional certificado.
En resumen, el sector de las piezas de recambio se expande e innova, por un lado con el auge del servicio posventa y, por otro, con la tendencia a la autorreparación. Los valores del consumidor cuentan con el apoyo del legislador, que avanza en la dirección de la economía circular, con el principio rector de una información clara y detallada del producto para el consumidor. La principal preocupación es la reparabilidad, que poco a poco se integrará en una cuestión más amplia: la sostenibilidad. Estos cambios están creando nuevos obstáculos, como la contratación y formación de reparadores, y el acceso a piezas de recambio, que pueden escasear. Ya se están desarrollando soluciones para enriquecer aún más el mundo del servicio posventa.
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